En Gestión del Optimismo hay una premisa básica que alienta uno de sus pilares: nadie es feliz rodeado de infelices. Desarrollar la comunidad en la que vivo genera un mejor lugar para vivir. Además, la solidaridad es, en primer lugar, casi un acto de egoísmo. ¿Cómo es eso?. Ser solidario hace crecer la autoestima, ayuda a sacar lo mejor de nosotros mismos y nos impulsa a recibir gratificaciones que jamás pensamos posible.
Cuando uno lee todo esto pareciera que ser solidario es algo que no hago por el otro sino por mí. Sin embargo, creo que somos uno. Que lo que hago por otro lo hago por mí, por mi familia, por los que amo. Hay una línea muy delgada que separa mi entorno de mi comunidad y ambos se influencian notablemente.
En esta tarea de influir en mi entorno comencé a donar tiempo. Me parecía que era la forma más íntima de trabajar con el otro. Regalar lo que sobra en casa estaba bien, pero no me ofrecía nada a nivel interior, no me desarrolla como persona, no me producía satisfacción alguna. En cambio la donación de tiempo movilizaba en mí emociones profundas, sensaciones diferentes. Varias ONG me pidieron conferencias a su beneficio y ahí estaba, compartiendo mi mensaje y al mismo tiempo ayudando a otros a ayudar. Ahí tomó relevancia el Voluntariado Corporativo. Mi granito de arena se potencia, se multiplica indefinidamente cuando soy un motor para que otros ayuden. Y encima cumplo con ello mi misión de ayudar a esas empresas y a esas personas a alcanzar una dimensión trascendente a través de su trabajo. ¡Todo cierra!
Foto: Trabajando con los voluntarios de la Fundación Conin, dándoles un taller de comunicación. Conin es una fundación extraordinaria conducida por Abel Albino para trabajar con la desnutrición infantil.
Una experiencia que dejó una huella profunda en mí fue cuando Antonio me invitó al Día Solidario de las Empresas. Me tocó un equipo y fuimos a un asilo de ancianos. Ahí conocí a Rebeca, una mujer muy mayor, solitaria, que añoraba sus hijos aunque sabía que estaban muy ocupados para verla. Yo estuve todo el tiempo con ella, solo escuchándola, tomando su mano, sintiendo el peso de tantos años en esa silla que casi no abandonaba. Me di cuenta que no podía darle cosas, tenía lo que necesitaba. Pero que dándole mi tiempo el suyo parecía diferente, podía contar su historia y así esa misma historia toma sentido ante sus ojos.
Helping by Doing va más allá de la Caridad, de la Solidaridad, de la Limosna. Te implica en otra dimensión de tu existencia, Tu Tiempo. Ese tiempo que es la materia prima de que tu vida está hecha. Y cuando compartes tu tiempo con un ser humano que necesita lo que sabes hacer con él, eres tú el que cambia, el que encuentra sentido a su vida, el que alcanza la enorme gratificación de lo que se logra con esfuerzo.
A mis casi 50 años trabajo mucho, quizás demasiado. Tengo tres hijos jóvenes que llenan mi vida y mis momentos de gozo. Viajo por tantos lugares con mis conferencias. En todo ello acaricio mis sueños. Y me completo trabajando para una organización que a cada gotita de mi tiempo lo amplifica para que llegue donde hace falta.
Te invito a Helping by Doing. Así juntos gestionamos el optimismo de un mundo mejor.
Marita Abraham – Conferencista y Coach Internacional – Patrona The Helping by Doing Foundation
Deja tu comentario